En nuestras oraciones, no debemos ser ceremoniosos ni catedráticos, sino sinceros, francos y claros. Esto se aprende cuando oramos en nuestra intimidad, más que públicamente. Oramos al Señor sin siquiera considerar que le parece a otro. Esto resultaría en hipocresía.
El rey David experimentó situaciones difíciles y las trajo en oración y gracias a Dios sus oraciones han quedado registradas. Estas nos sirven de referencia y nos animan a confiar, creer a Dios, en todas las cosas. Especialmente cuando desesperadamente necesitamos Su ayuda.
Dice la Palabra,
Salmo 35:4-6
Sean avergonzados y confundidos los que buscan mi alma; vuelvan atrás, y sean avergonzados los que mi mal intentan.
Sean como el tamo delante del viento; y el ángel del Señor los acose.
Sea su camino oscuro y resbaladizo; y el ángel del Señor los persiga.
Sabemos que el rey David padeció persecución casi toda su vida. Y quizás este Salmo se haya escrito cuando el rey Saúl buscaba matarlo y todos los aliados a Saúl buscaban capturarlo o matarlo. Y muchas veces tuvo que esconderse en cuevas, fuera del alcance de sus perseguidores.
Y, ¿cómo podemos aplicar esta oración por liberación y juicio de Dios en nuestra vida?
Bueno, muchos no han experimentado ni entienden las maquinaciones del enemigo y hasta puede parecerle, una oración tal como ésta, que está fuera de lugar o al menos es irrelevante en su vida.
Querido amigo, estamos en medio de una batalla y el que se encuentre desprovisto de protección, corre peligro de aniquilación.
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